Edilmar Martínez. Entrejuguetes, 2010
En aquel mundo de formas inconclusas me muevo. Se le acercaba el momento... Comenzó a buscar posición. Estoy incomodo en tan estrecho recinto. El momento estaba próximo... Pero no sé lo que me pasa. Sólo siento incomodidad. Iba a enfrentarse a un mundo totalmente diferente... Mi mundo en este momento es sutil, acuoso, cálido. Algo le sucedía... Comenzó a descender; lentamente voy descendiendo por un canal estrecho que se ensancha a mi discurrir. Y sin esperarlo le sucedió... Me siento en el vacío. Unas manos lo atajan... Es inexplicable la sensación que me inunda: siento frío, calor, escalofríos. Cruzó los límites que le separaban del antiguo mundo...
Buaaaaa, buaaaa, buaaaa.
El mundo de dio su primera bofetada... Ruidos, voces, pasos, interconfusos llegan a mis oídos, el caos para mí. Fue un choque traumático el que recibió... Después se sentirme limpio, me envuelven en sábanas tibias. Dos mundos incoherentes...
Había superado no obstante su primera etapa... Abro los ojos y me encuentro con sombras gigantescas, formas desconocidas, borrosas y fantasmagóricas. Comenzaba a saberse otro... La luz me enceguece, pero me voy acostumbrando. Se adaptó... En medio de todo, siento un calor suave, me hace sentirme bien. Su única protección... Es tibio, dulce, acogedor. Era el cuerpo de la madre...
Buaaaaa, buaaaa, buaaaa. Solo tenía el llanto para expresarse... Buaaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa. Cuando el hambre dominaba su cuerpo... Buaaaaa, buaaaa, buaaaa, buaaaa. Cuando le arremetía la incomodidad por heces y orinas... Entonces siento unas manos, me alzan, me acarician y siento nuevamente la agradable sensación de limpieza. Luego descubrió la risa... Lloro y ella viene, me hace cosquillas y cariños y me rio. La risa era placentera, agradable, vital...
Descubro con qué entretenerme, son mis manos, mis dedos con los que puedo jugar. Con ellos busco todo, toco las cosas que están a mi alcance. Las manchas de colores que veo. Descubre la satisfacción de la caricia... Las manos le sirven para expresarse... Pero no le entienden...
Guguguggú, guguguggú, me gusta, juego con ellos, los veo siempre sobre mí. Son mis pies, los toco, los agarro. ¡Qué sensación tan placentera! Agugugugú, heeigugugú. Las caricias en sus pies le son un idilio... Jejey, ggey, gueygugugú. me agrada acariciármelos. Sus pies y sus manos son cosas grandiosas...
Jey, gey, jey, me agrada tirar de las medias para verme los pies, jey, jey. Pero cuando una brisa me roza los pies, siento escalofríos. Una extraña sensación le vuelve al cuerpo, como el día cuando vino al mundo...
Ya puedo sentarme en la cuna. Puedo ver lo que no podía antes. Un mundo de cosas se le presenta en toda la casa... Prefiero las cosas chicas; son más de mi pequeño mundo. Me siento extraño en un mundo tan grande par mí. ¡Todo es enorme! Deseó ser tan grande como las cosas que le rodean...
Quiero alcanzar todo lo que está a mi alrededor, pero no puedo, cuando voy a tomar algo, oigo un ¡NO! y buaaaaa, buaaaaa, buaaaa. Le llamaba la atención todo, espacialmente las cosas que se mueven... Quiere asir todo, tenerlo en sus manos para conocer y sentir... Saber...
Observo a los mayores, hacen cosas que no entiendo. Pelean, discuten, cosas sin sentido. Le parecían absurdos, tontos...
Oigo que hablan. Cosas que no entendía... Ellos me miran, yo los miro, no saben que decirme. Prefirió que no le dijesen nada...
Recuerdo cuando comienzo a hablar. Mejor dicho, cuando comienzo a balbucear sonidos que pretendo sean palabras. Bueno para él lo eran... ¡Un momento!, he dicho recuerdo. Ha dicho recuerdo... ¡He dicho recuerdo...! Si era lo que había dicho, recuerdo...
Sí, eso fue lo que dije; lo he perdido. Ahora se había dado cuenta... He perdido algo que no volveré a encontrar. Había entrado en el mundo de los adultos... Ya no seré más lo que fui. Sin darse cuenta, había encontrado su soledad...
Y despertó...
Siul M. Ducas
Caracas. Agosto. 16. 1985
(Mayo. 10.1987)
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