martes, 11 de diciembre de 2018

DIAS DE DOMINGOS, PASEOS Y CÉSAR RENGIFO

Luis Duarte. Mural Amalivaca. Caracas, 2017

 

EL DÍA DEL ZOOLÓGICO

 

Manuelito salió de paseo con su padrino Javier. Su padrino trabaja en la Galería de Arte Nacional.
Ese domingo, Manuelito se levantó muy temprano pues estaba muy emocionado con la idea de ir Parque Zoológico de Caricuao.
– Pero antes de ir al Parque, debían pasar por la casa de su padrino, porque a él se le había olvidado algo.

    – Vámonos por el camino corto, –le dijo a Manuelito–, para que no se nos haga tan tarde. 

    Así que se fueron por las Torres del Silencio. La casa de su padrino, queda muy cerca de la esquina de Reducto, mientras caminaban por debajo del túnel, se detuvieron un momento frente a un mural de forma cóncava.
    Manuelito miró en el mural unos animales pintados, y se acercó con curiosidad y le preguntó a su padrino:



    – Padrino ¿qué animal es este?


    – Ese, es una lapa, –le dijo


    – ¿Y estos hombres quiénes son?


    Su padrino aprovecho para comentarle del Mito de Amalivaca (1955 -1956), tal como lo haría Cesar Rengifo, en su mural de mosaico.


    – ¿Y quién hizo este dibujo tan grandotote?


    – Este mural lo hizo César Rengifo, -le dijo su padrino.


    – ¿César? –Dijo Manuelito–, así se llama un amiguito mío, que estudia en mi escuela.

    El padrino tuvo la oportunidad nuevamente de contarle más sobre César Rengifo, le habló del gran hombre y el artista que fue, además de docente, escritor, periodista, dramaturgo y político socialista venezolano.

    – César Rengifo, fue un artista que hizo muchas cosas en su vida. –Le dijo a Manuelito y agregó –fue un hombre muy honrado, adelantado a su época, trabajador, buena gente y preocupado por los demás, era un hombre solidario. 

    Manuelito prestaba mucha atención a lo que le decía su padrino y observaba detenidamente el mural de Rengifo, lo miraba de arriba, abajo y con su mano lo recorrió varias veces de un lado a otro.

    – Mira padrino, me hace cosquillas en mis manos… - le dijo Manuelito.


    – Y estos cuadritos brillante ¿qué es? , -le preguntó al padrino.


    – Manuelito, es brillante porque tiene oro... –le contestó su padrino.
    Su padrino le ve tanto interés, que le prometió llevarlo a la Galería de Arte Nacional, donde trabaja para que viera otras obras de este artista. 

    – Manuelito, ¿Quisieras ver otras pinturas de Cesar Rengifo? –le dijo su padrino.

    – Sí padrino. Me encantaría –le contestó, pensando en un nuevo paseo.


    – Bueno, Manuelito iremos a la Galería y veras punturas de César Rengifo…. -le dijo su padrino.



    Entonces siguieron caminando rumbo a la estación del Metro Capitolio, para tomar el tren que los llevaría al Parque Zoológico de Caricuao, en donde vio una lapa de verdad como la que está en el mural de Rengifo.


    EL DÍA DE LA GALERÍA DE ARTE NACIONAL

     

    Llega el día de ir a ver las pinturas de Cesar Rengifo, en la Galería de Arte Nacional, allí están expuestos tres cuadros del artista, en una muestra de pintura venezolana.
    En la Galería ambos se detienen a observar el cuadro La Flor del Hijo, y Manuelito aprovecha para hacerle nuevas preguntas a su padrino:

      – ¿Por qué estas personas están tan tristes Padrino? –pregunta.


      – Ah, porque Cesar Rengifo era muy sensible ante el dolor humano y le gustaba reflejarlo en sus pinturas, por eso aquí vemos a esta joven pareja que perdió a su hijo. –Le respondió su padrino


      – Ay, qué triste padrino, parecen que estuvieran llorando… – Dice Manuelito


      – ¿Acaso tú sabes cuántos años tiene el niño? – Pregunta a su padrino.


      – Tal vez era pequeño…. –dice su padrino


      – Cómo yo, padrino? –Dice Manuelito


      – Bueno no lo sé, tal vez, Manuelito –dice su padrino.
        Siguen caminando por las espaciosas salas de la GAN, que a Manuelito le parecen enormes y le gusta mucho ver los colores y las formas de los cuadros.
        Su padrino llama a Manuelito para que se acerque a observar otra pintura y aprovecha para leerle la ficha de presentación:

          Hombres y Flores de Galipán en el Alba (1980), óleo sobre tela, 150,5 x 190,2cm. Galería de Arte Nacional

            Mientras su padrino le lee, a Manuelito le llama la atención los brillantes colores de la pintura y le pregunta. - ¿Padrino qué es el óleo?
            Su padrino le respondió: es una técnica para pintar, es a base de colorantes, cera de abejas y aceites.

              – Son colores muy brillantes, Ellos ¿Quiénes son?


              – Figuran a los campesinos, que viven en Galipán, en el Waraira Repano, -le dijo su padrino.


              – ¿Waraira Repano? –pregunta Manuelito.


              – Es llamado también el Cerro El Ávila -dice el padrino. - Estos hombres tienen la costumbre de bajar frecuentemente en la madrugada hacia Caracas, con las flores que cultivan, para embellecer nuestros hogares caraqueños –dice el padrino.


              – ¿Cómo es eso, padrino? –pregunta Manuelito.


              – Manuelito, es una tradición muy antigua que aún se mantiene en nuestra ciudad. La mayoría de estas flores son las que venden los kioscos de flores en las esquinas de Caracas –le contesta su padrino.


              – ¿Cómo es eso?, padrino. –Le pregunta Manuelito.


              – Sí, Manuelito, es una tradición muy antigua que aún se mantiene son las flores son las que venden en esos kioscos ubicados en cada esquinas de nuestra ciudad como las que compró tu mamá hoy.


              – Como te dije antes, a César Rengifo, le encantaba mucho pintar lo cotidiano, lo tradicional, lo social y la vida sencilla de nuestro pueblo.
                Continúan su recorrido y ambos se detienen ante otro cuadro del pintor, con el nombre de El Globo (1975), nuevamente su padrino le lee la ficha de la obra y le comenta sobre esta pintura a Manuelito.
                El niño prestaba atención, pero de momento le dijo a su padrino:

                  – El payaso parece triste… ¿verdad? Pero a mí me gustan las formas geométricas, y los colores brillantes. Me recuerdan a la bandera nacional, al igual que este payaso, a mí también me gustan mucho los globos.

                    Ambos se sonríen y el padrino le comenta a Manuelito:

                      – Quisiera poder enseñante un poco más de este gran artista venezolano, porque él fue muy creativo con su obra. –Le dijo su padrino.


                      – Te prometo que cuando nos volvamos a ver te llevaré un libro donde puedas conocer más de sus obras, dibujos y los murales que realizó César Rengifo durante su vida creativa. –Agregó luego su padrino.


                        EL DÍA DEL PASEO POR LOS PRÓCERES 

                         

                        Manuelito ve por la ventana de su casa, espera ver el carro de su padrino pronto, a lo lejos observa que llega y al bajarse para ir a buscarlo, se da cuenta que trae debajo de su brazo un gran libro.

                          – Bendición padrino ¿Qué me trajiste? –Dice Manuelito


                          – Lo prometido Manuelito. El libro de César Rengifo y el paseo para Los Próceres –dice su padrino.


                          – Gracias padrino. ¡Mamá, papá, mira lo que me trajeron!, un libro de pinturas y dibujos de César Rengifo, vamos a verlo juntos…


                          – Bueno mamá, yo ya me voy con mi padrino, ustedes sigan viendo el libro, pero me lo cuidan.


                          – ¿Dónde está mi monopatín? –Preguntó Manuelito


                          – En tu cuarto, Manuelito, y apúrate que se les hace tarde…– Dice su mamá.

                            Ya en el paseo Los Próceres, Manuelito está ansioso de manejar su monopatín, le parece estar en una pista gigante con mucho espacio para jugar, le gusta todo lo que ve, en especial las fuentes de agua, pero su padrino lo calma e hizo un pequeño trato con él, le dice:

                              – Primero vamos a ver el mural de granito de César Rengifo que está allá, y luego podrás disfrutar toda la tarde de las distracciones que hay en este Paseo de Los Próceres.

                                Se acercan los dos al mural llamado La Conquista (1972), que forma parte de otro mural llamado Creadores de la Nacionalidad (1972-1973), conjunto de tres murales, y Manuelito inmediatamente recuerda los personajes que había visto en el mural del Mito de Amalivaca (1955 -1956), el día que fueron al zoológico.

                                  – Padrino, este mural es más grandooote, nos vemos como enanitos, parecen pizarrones gigantes, -dijo Manuelito.


                                  – Sí, porque están hecho todo de piedra, -dijo su padrino. Mientras pasean alrededor de los tres murales observando sus dibujos con curiosidad. - El del otro día tenía techo -dijo Manuelito.


                                  – Sí Manuelito, es que este mural esta al aire libre, -dijo su padrino. Y le habló que el dibujo (Boceto) que César Rengifo hizo para este mural estaba guardado en el Museo Arturo Michelena de La Pastora.
                                    Su padrino aprovecha la conversación para explicarle, el por qué esta obra tiene este sitio de honor en el paseo Los Próceres, precisamente porque César Rengifo, fue un artista que le gustaba resaltar en la mayoría de sus obras el espíritu combativo y de libertad de nuestros antepasados.

                                      – ¡Ah! es por eso que se ve como si estuvieran peleando, como una batalla – dijo Manuelito.


                                      – Exactamente, eso es lo que Rengifo quiso resaltar, nuestro espíritu combativo y la lucha por la libertad del pueblo. – Dijo su padrino.

                                        Luego de visitar el mural con su padrino, Manuelito se pasa el resto de la tarde corriendo por Los Próceres en su monopatín. Ya entrada la tarde comen helados. Llegan su papá y su mamá a encontrarlos, y los cuatros se sentaron a mirar el atardecer junto a las fuentes. 




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