domingo, 20 de octubre de 2024

Mejor en domingo

 

Luis Duarte. Vista de los domingos. La Victoria - Aragua,  2010




I



Dostoieski se interna en el variado y peligroso mundo de los libros. Lee vorazmente, con sus hermanos, día y noche, y este fantástico mundo de los libros lo envuelve, lo secuestra, en la huraña soledad que lo aparta de la realidad.

lleno de esntusiamo apasionado por la Humanidad en su pasión caina a ciegas, a tientas, recorre entre los subterráneos años, todos los locos caminos del libertinaje; pero en su soledad, y poniendo en ascos en todos los placeres.  

Mas tu sentimeinto de culpa en todos los goces, siempre mordisquéandote los labios.  En tu juventud, para poder salir de la penuría, de los malos sueños, de los años malos, y poder disponer de unos pocos rublos, abrazaste la carrera de las armas. Pero ni allí  en las milicias pudiste hacer amigos, como los héroes de tus libros, vives la existencia soñando, cavilando, prisionero de los vicios misteriosos de la razón y los sentidos. Un personaje más que no conoce derroteros, atento a tus proios latidos incubas tus fuerzas. Dos años de disforme y tenebroso estado de soledad y silecio.

Noctámbulo y ceñido por tus angustias, con tu semblante de muerte en el rostro, en estado neblinoso como de sueño; en éxtasis te surge Gente Pobre, como tu respuesta a la situación agobiante, la crisis de a veces, más bien siempre, la falta de pan y dinero para llegar al día. Postrero como el fuego de la pasión casi con lágrimas en el birde de tus ojos. La pobreza, tus momentos de la más terrible humillación, el amor del sufrimiento, la compasión infinita, el enigma de un destino solo y caviloso Dostoieski, te encierras en tu cuarto por las noches y trabajas hasta la muerte de la lámpara humosa. 

Esa mañana Nekrasov lo estrecha contra su pecho, lo cubre de besos, le dice entre exclamaciones de alegrías, que había leìdo el manuscrito que le había entregado en la víspera anterior y pasaron la noche en claro, riendo y llorando con su novela; al acabarla, ambos sintieron la inmensa necesidad de venir a abrazar a su autor.

Nevrasov vuela a ver a Bielinski, el crítico considerado todo poderosos, en su presencia exclama exaltado: "¡Ya tenemos un nuevo Gogol!", lo grita apenas cruza el umbral de la casa de este ùltimo, mientras como bandera ondenado el manuscrito de Dostoieski agita. El crìtico murmura desconfiado, sin atender tanto entusiamo: "Para vosotros, los Gogol brotan como setas". Pero al otro día ante la visita de Dostoieski, conmovido le dice: "¿Sábed usted  mismo la maravilla que ha escrito aquí?" Y ante esta nueva fama súbita, el terror se apodera de la mente de Dostoieski.

Baja las escaleras casi sonámbulo, en la esquina se detiene sobre sus trémulas piernas. Por primera vez en su vida, sin creérselo aún, todas aquellas fuerzas oscuras y peligrosas empujaban su corazón  potentemente, acaso la grandeza con la cual soñó confusamente en su infancia, la inmortalidad... el padecer el mundo. Por su pecho, por su pensamiento crúzanse vacilantes y confusas mltiples ideas; la contradición y la exaltación, el orgullo y la humildad, sin saber que voz atender y a cual ponerle su atención. 

Como un borracho y tambaleándose va por las calles, entre lágrimas de dicha y dolor. Pero en su vida lo que empieza siendo melodrama termina siendo terrible tragedia. La fama, ese círculo de luz y fuego con Bielinki, le ciñe la frente, en un instante es ya el primer resbalon de los grilletes que le van a encadenar por toda la vida a la inhumana anilla del trabajo. Recordamos a César Vallejo, los golpes del destino. El destino levanta su dedo de demonio familiar, vigilante, alerta para que la vida no le sea demasiado fácil. Para que pueda penetrarle en sus senos más hondos, Dios, que le ama, le pone a prueba.

En la noche, suena la campanilla, abre Dostoieski sorpendido, al ver y sentir la voz de muerte; Cosacos y oficiales irrumpen en su cuarto; no ha salido aún de su asombro, es tomado preso, sus papeles secuestrados. Durante cuatro meses languidece en su celda de la fotaleza de Pedro y Pablo, sin siquiera sospechar el crimen del se le acusa; tood su delito es haber intervenido en las deiscusiones de uns cuantos jóvenes exaltados, cuyo énfasis dio nombre de "conspiración de Petrachesky". En el año de 1844, a sus ventícuatros años de su vida, Dostoieski, con la fama y la desgracia por camino. 

Su prisión obedece, indudablemente a un error. Pero el destino saber hacer sus jugadas. Sobre él, preso, esperanzado en su iminente liberación, cae de pronto, sin aviso y sin protesto como un rayo, la sentencia qu le condena a su última pena: "...morir bajo la pólvora y el plomo",  el 23 de abril de 1849 acusado por el Zar Nicolàs I. 


II


La muerte y la vida se dan beso en labios ardientes. Otra vez su destino se condesa en un segundo, un segundo infinito, en el más apretado y más rico de su existencia. Ese día el alba en tono gris cuando le sacan de su celda con otros nueve condenados a la misma pena. Ya le han vestido para la muerte, ya le han atado a la estaca que le ha de sostener su cuerpo, por última vez, a la descarga, que presiente su piel, de la ráfaga, y ya le han vendado sus ojos. Y tras escuchar la lectura de la sentencia, y sus oídos oyen el redoblar de los sentenciadores tambores, todo su destino apelotonado y estrujado en un puño de esperanzas; su desesperación infinita y su infinita ansia a la vida, se condesa en el suspenso que una molécula de tiempo puede contener. Y de pronto, un sepulcar silencio, y el oficial levanta la mano, agita un blanco pañuelo, y lee a viva voz, el indulto, el cual conmuta la pena de muerte por su prisión siberiana...


III


Cuatro años, su cercado horizonte por mil quienetos postes de madera. De su prematura fama juvenil se precipita a un sima su nombre. Mientras él, en el gulags contaba, sus días tras días, con muecas y lágrimas, los cuatrocientos sesenta días de los cuatro años que vio los posteles de madera y el gris blanco paisaje siberiano. Allí entre críminales, ladrones y asesinos, su labor transpotar tejas, palear nieves y sus otros duros trabajos impuestos a las ordenes zaristas. Allí en la "casa de los muertos" entre sus amigos de acompañamiento un perro sarnoso, cual Lázaro, y aquella águila aliquebrada con las que compartía su pan, y el único libro de lectura, el cual le tenían permitido La Biblia, esos le permitió soportar su estadía en el infierno, como señalara Rambaud, o como recordara la obra de Dante, sería su purgatorio.


IV


Su vida entre el melodrama y la terrible tragedía. Su destino se condesa en un segundo con ese día del indulto, se mantuvo por los dos años más en la Siberia, sin goce alguno de su libertad, y más adolorido por no poder publicar una sola línea. Y allí, en ese mismo destieero del mundo, en las horas de amarguras y profunda soledad, y desesperación como Jesuscristo ante el Cáliz de la Amargura; pues allí contrae matrimonio con su primera mujer, misterioso matrimonio, aquella mujer rar y enferma, la cual le retribuía de mala gana su compasivo amor. Tragedía, ¿oscura de sacrificio cristiano?, y de ello sabemos acaso por algunas alusiones cuando Dostoieski nos alumbra en su Humillados y Ofendidos, ese heroismos reflejado en un extravangante sacrificio.

 De nuevo, libre, ya en San Petersburgo era parte de los olvidados del medio cultural y del editorial, puesto que ya todos le habían olvidado, protectores literarios, y también los pocos amigos que llegó a tener. Pero, aún así su fortaleza interna le llenó siempre como las rocas del mar de impetu y su fuerza como murallas contra los infortunios. No importa, se repetía. Su lucha y su poética se sobrepuso. Del infierno sale de nuevo a la luz, cual Cristo resurrecto, y escribe Memoria de la Casa de los Muertos, con la cual la Rusia conoce los martirios del presidioque le tocó sufrir en los gulags de la distante Siberia.  Y se siente su grito desgarrador en el letargode la indeferencia contemplativa de la nación rusa, la vivencia del purgatorio como otor mundo de suplicios. Hasta el Zar, dicen que sollozó sobre ese libro, y es nuevamente cubierto de reconocimientos, nuevamente su nombre entra en la literatura de una Rusia que va escubriendo su nombre.

Pero todavía el resucitado ha de descender, y más bajo que nunca..., por la sombría voluntad, el signo de Saturno, que gobierna su vida con una serie de aconteciminetos dasafortunados; su Revista que funda con su hermano, es suprimida por la autoridad; muere su mujer María, y poco tiempo después su hermano también muere, quien es su mejor amigo y su colaborador.  Sobre sus hombros queda el pesos de la deuda de dos familias, su espinazo se dobla ante el agobio, y su angustía se hace desbordante, devorante y cruel de las constantes y agobiantes necesidades de cada día. Y el destino, para él el destierro, puesto que trabaja febrilmente día y noche: escribe, redacta, compone e imprime lo escrito, para mantener y ahorrar, salvar su honor... su existencia. 

El destino saturninoes más fuerte que él. Y una noche, Dostoieski cruza la frontera como un criminal huyendo apresuradaente de sus acreedores.


V


De país en país, errante, empoblecido, mendigo entre las fronteras y ciudaddes de Francia, Alemania, Italia un nuevo infierno de vida. Siberia, termina siendo un purgatorio. A duras pena tiene un techo sobre su cabeza, y hace sus días en un cuartuchomezquino, oprimiente, donde respira la más indignate pobreza como vaho constrito en su alma humanizada. El demonio epiléptico le acosa como otro mal más que le ha de torturar y sumarse a sus afliciones. Las deudas, los pagaés, los compromisos le azotan, le flagelan la conciencia sin tregua de uno a otro trabajo; la timidez y la vergüenza lo acosan en su deambular de una a otra ciudad de la Europa. Es entonces, cuando una muchacha que le sirve de secretaria se convierte en su segunda mujer 

 

 


Siul M. Ducas

(Abril, 33, 2023)

 

 

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Con la idea de ser incluido en el libro: Notas del escritor,  en proceso.


 

 

 

 

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