martes, 28 de julio de 2020

LA CARTA

Luis Duarte. A la espera. Caracas, 2015
 
 
 

Este es un relato producto de cavilaciones tormentosas, lo escribo bajo un estado de poca consciencia...
Esteban Aguiar




Estaba revisando unos viejos libros que tenía guardado en un viejo estante, cuando sobresaliente en uno de los libros, hallé un sobre amarillento del tiempo. Lo saqué del libro, el cual se podía leer en su portada, borrosamente, en letras góticas "Vida y Poema del Mio Cid".

Aquel sobre no  tenía  ninguna aparente inscripción, no lo abrí ese día, lo puse sobre una mesita sin ser abierto, a los tres días lo tomé pero no me atreví a abrirlo. Lo puse de nuevo en la mesita donde pasó dos días más sin que tocase el sobre amarillento.

Hoy  lo tomé nuevamente y lo examiné cuidadosamente dándole vueltas en mi manos, al revés y al derecho, de izquierda a derecha, entre mis manos llena de nudillos y cayos, lo vi al trasluz no me atreví a abrirle.

Ha pasado semana y media desde que lo encontré aquel sobre curtido de tiempo. Todos los días lo veo en el mismo lugar, a su lado una vieja lámpara, un cenicero amarillo por el cigarrillo como mis dedos de viejo fumador, fumador asiduo, y el vaso de agua que dejo todas las noches Sobre la mesita de noche, y que tomo cuando me despierto sobresaltado por mis pesadillas. Parece mentira, pero hace treinta años que me asaltan las mismas pesadillas y aún persisten, es por eso que me he habituado a tener un vaso de agua allí todas las noches.

Esta es la tercera semana que el sobre permanece al lado del cenicero lleno de colillas y la vieja lámpara en forma de sapo. Todos estos días lo he mirado allí y no me he atrevido a abrirle. He estado releyendo "Vida y Poema del Mio Cid ", desde que encontrara el sobre en su interior. Ya había olvidado el gran poema épico de las Españas. Lo leí cuando contaba apenas dieciocho años, de lo cual hace bastante tiempo.

Fue en esos días cuando conocí a Susana. Ella era morena, pelo corto, ojos grandes y muy atractiva. Fuimos novios alrededor de dos años, ya hace mucho tiempo desde entonces. Pero luego todose terminó y ella acobó su vida en bares y se convirtió en prostituta. Luego con el tiempo supe que había dejado esa vida, que se casó y desde ese momento no supe nada más de ella.

Otros dos días han pasado desde la última vez que toqué el sobre, el cual sigue en el mismo lugar. Todo este tiempolohe mirado, solo mirarlo. La curiosidad sin duda mata, pero no sé que fuerza extraña me impide abrirle. Se ha convertido en un tormento. Ya es parte de mi vida al igual que mis pesadillas.  

Todos los días cuando despierto, lo primeroque hago es buscarle con la mirada. Aquel sobre con rastro de tinta ya invisible y con una mancha de tiempo en el margen derecho.

Tres días más han pasado, lo miro con toda la intención de rasgar uno de sus bordes y descubrir el secreto que me oculta, ya lo tengo entre mis manos cuando suena el teléfono, lo atiendo y tengo que salir presuroso. 

Transcurren dos días más, el sobre no se encontraba en su lugar, de un salto estoy al lado de la mesita de noche. En principio me asaltaron pensamientos desesperados, luego reflexioné y decidí buscarlo. Luego revisé debajo de la cama,allí encontré un pisacorbata que había extraviado hace tiempo y unas cromos de algunos peloteros famosos que faltaban en mi álbum, pero no estaba el sobre.
 
Busqué por los alrededores del cuarto, pero no lo encontré. Estoy a punto de la desesperación y recuerdo mi pesadilla, puesto que me ponen en este mismo estado...

Llego ya a una especie de portón, allí me esperaba una mujer. "Me llamo Vivian", me dice. Yo la miro con naturalidad. Luego vamos a otro sitio. Parece especie de un parque o un jardín, pero al mismo tiempo no lo es. Allí se encuentra un edificio muy blanco con un anuncio que no logro entender. entramos al edificio y nos recibe un hombre flaco. nos da una llave y nos indica unas escaleras en forma de caracol. Entramos en un cuarto. Vivian se dirige a otra puerta dentro de la habitación. Luego sale con una pequeña toalla que le cubría desde los senos hasta cerca de su sexo. Yo la miro. Y de pronto, ella se transforma, es otra persona y comienza a atacarme, yo me defiendo. Tomo de la mesa  una lámpara en forma de sapo y le golpeo la cabeza. Ella cae en la cama con la cabeza abierta, bañando todo de snagre, bañándome  de sangre, bañando el piso de sangre...

Luego la desesperación de mí se apodera, no sé que hacer, a donde ir. Veo un sobre sobre una mesa, lo tomo, buscola puerta presuroso. La abro, salgo correindo, pero cuando doy dos pasaso caigo por un precipicio...

Es allí donde siempre despierto y busco el vaso de agua a la mitad desesperado. Y pensar que durante treinta años se repite la misma pesadilla todas las noches.

Veo la mesita de noche, el vaso  de agua a la mitad, la lápara en forma de sapo y el cenicero amarillento; pero no está el sobre, y viene a mi mente la pesadilla que me acosa desde hace treinta años.





Siul M. Ducás

(Feb. 27. 1988)






Con la idea de ser incluido en el libro: Notas del escritor,  en proceso.















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