domingo, 20 de octubre de 2024

Mejor en domingo

 

Luis Duarte. Vista de los domingos. La Victoria - Aragua,  2010




I



Dostoieski se interna en el variado y peligroso mundo de los libros. Lee vorazmente, con sus hermanos, día y noche, y este fantástico mundo de los libros lo envuelve, lo secuestra, en la huraña soledad que lo aparta de la realidad.

lleno de esntusiamo apasionado por la Humanidad en su pasión caina a ciegas, a tientas, recorre entre los subterráneos años, todos los locos caminos del libertinaje; pero en su soledad, y poniendo en ascos en todos los placeres.  

Mas tu sentimeinto de culpa en todos los goces, siempre mordisquéandote los labios.  En tu juventud, para poder salir de la penuría, de los malos sueños, de los años malos, y poder disponer de unos pocos rublos, abrazaste la carrera de las armas. Pero ni allí  en las milicias pudiste hacer amigos, como los héroes de tus libros, vives la existencia soñando, cavilando, prisionero de los vicios misteriosos de la razón y los sentidos. Un personaje más que no conoce derroteros, atento a tus proios latidos incubas tus fuerzas. Dos años de disforme y tenebroso estado de soledad y silecio.

Noctámbulo y ceñido por tus angustias, con tu semblante de muerte en el rostro, en estado neblinoso como de sueño; en éxtasis te surge Gente Pobre, como tu respuesta a la situación agobiante, la crisis de a veces, más bien siempre, la falta de pan y dinero para llegar al día. Postrero como el fuego de la pasión casi con lágrimas en el birde de tus ojos. La pobreza, tus momentos de la más terrible humillación, el amor del sufrimiento, la compasión infinita, el enigma de un destino solo y caviloso Dostoieski, te encierras en tu cuarto por las noches y trabajas hasta la muerte de la lámpara humosa. 

Esa mañana Nekrasov lo estrecha contra su pecho, lo cubre de besos, le dice entre exclamaciones de alegrías, que había leìdo el manuscrito que le había entregado en la víspera anterior y pasaron la noche en claro, riendo y llorando con su novela; al acabarla, ambos sintieron la inmensa necesidad de venir a abrazar a su autor.

Nevrasov vuela a ver a Bielinski, el crítico considerado todo poderosos, en su presencia exclama exaltado: "¡Ya tenemos un nuevo Gogol!", lo grita apenas cruza el umbral de la casa de este ùltimo, mientras como bandera ondenado el manuscrito de Dostoieski agita. El crìtico murmura desconfiado, sin atender tanto entusiamo: "Para vosotros, los Gogol brotan como setas". Pero al otro día ante la visita de Dostoieski, conmovido le dice: "¿Sábed usted  mismo la maravilla que ha escrito aquí?" Y ante esta nueva fama súbita, el terror se apodera de la mente de Dostoieski.

Baja las escaleras casi sonámbulo, en la esquina se detiene sobre sus trémulas piernas. Por primera vez en su vida, sin creérselo aún, todas aquellas fuerzas oscuras y peligrosas empujaban su corazón  potentemente, acaso la grandeza con la cual soñó confusamente en su infancia, la inmortalidad... el padecer el mundo. Por su pecho, por su pensamiento crúzanse vacilantes y confusas mltiples ideas; la contradición y la exaltación, el orgullo y la humildad, sin saber que voz atender y a cual ponerle su atención. 

Como un borracho y tambaleándose va por las calles, entre lágrimas de dicha y dolor. Pero en su vida lo que empieza siendo melodrama termina siendo terrible tragedia. La fama, ese círculo de luz y fuego con Bielinki, le ciñe la frente, en un instante es ya el primer resbalon de los grilletes que le van a encadenar por toda la vida a la inhumana anilla del trabajo. Recordamos a César Vallejo, los golpes del destino. El destino levanta su dedo de demonio familiar, vigilante, alerta para que la vida no le sea demasiado fácil. Para que pueda penetrarle en sus senos más hondos, Dios, que le ama, le pone a prueba.

En la noche, suena la campanilla, abre Dostoieski sorpendido, al ver y sentir la voz de muerte; Cosacos y oficiales irrumpen en su cuarto; no ha salido aún de su asombro, es tomado preso, sus papeles secuestrados. Durante cuatro meses languidece en su celda de la fotaleza de Pedro y Pablo, sin siquiera sospechar el crimen del se le acusa; tood su delito es haber intervenido en las deiscusiones de uns cuantos jóvenes exaltados, cuyo énfasis dio nombre de "conspiración de Petrachesky". En el año de 1844, a sus ventícuatros años de su vida, Dostoieski, con la fama y la desgracia por camino. 

Su prisión obedece, indudablemente a un error. Pero el destino saber hacer sus jugadas. Sobre él, preso, esperanzado en su iminente liberación, cae de pronto, sin aviso y sin protesto como un rayo, la sentencia qu le condena a su última pena: "...morir bajo la pólvora y el plomo",  el 23 de abril de 1849 acusado por el Zar Nicolàs I. 


II


La muerte y la vida se dan beso en labios ardientes. Otra vez su destino se condesa en un segundo, un segundo infinito, en el más apretado y más rico de su existencia. Ese día el alba en tono gris cuando le sacan de su celda con otros nueve condenados a la misma pena. Ya le han vestido para la muerte, ya le han atado a la estaca que le ha de sostener su cuerpo, por última vez, a la descarga, que presiente su piel, de la ráfaga, y ya le han vendado sus ojos. Y tras escuchar la lectura de la sentencia, y sus oídos oyen el redoblar de los sentenciadores tambores, todo su destino apelotonado y estrujado en un puño de esperanzas; su desesperación infinita y su infinita ansia a la vida, se condesa en el suspenso que una molécula de tiempo puede contener. Y de pronto, un sepulcar silencio, y el oficial levanta la mano, agita un blanco pañuelo, y lee a viva voz, el indulto, el cual conmuta la pena de muerte por su prisión siberiana...


III


Cuatro años, su cercado horizonte por mil quienetos postes de madera. De su prematura fama juvenil se precipita a un sima su nombre. Mientras él, en el gulags contaba, sus días tras días, con muecas y lágrimas, los cuatrocientos sesenta días de los cuatro años que vio los posteles de madera y el gris blanco paisaje siberiano. Allí entre críminales, ladrones y asesinos, su labor transpotar tejas, palear nieves y sus otros duros trabajos impuestos a las ordenes zaristas. Allí en la "casa de los muertos" entre sus amigos de acompañamiento un perro sarnoso, cual Lázaro, y aquella águila aliquebrada con las que compartía su pan, y el único libro de lectura, el cual le tenían permitido La Biblia, esos le permitió soportar su estadía en el infierno, como señalara Rambaud, o como recordara la obra de Dante, sería su purgatorio.


IV


Su vida entre el melodrama y la terrible tragedía. Su destino se condesa en un segundo con ese día del indulto, se mantuvo por los dos años más en la Siberia, sin goce alguno de su libertad, y más adolorido por no poder publicar una sola línea. Y allí, en ese mismo destieero del mundo, en las horas de amarguras y profunda soledad, y desesperación como Jesuscristo ante el Cáliz de la Amargura; pues allí contrae matrimonio con su primera mujer, misterioso matrimonio, aquella mujer rar y enferma, la cual le retribuía de mala gana su compasivo amor. Tragedía, ¿oscura de sacrificio cristiano?, y de ello sabemos acaso por algunas alusiones cuando Dostoieski nos alumbra en su Humillados y Ofendidos, ese heroismos reflejado en un extravangante sacrificio.

 De nuevo, libre, ya en San Petersburgo era parte de los olvidados del medio cultural y del editorial, puesto que ya todos le habían olvidado, protectores literarios, y también los pocos amigos que llegó a tener. Pero, aún así su fortaleza interna le llenó siempre como las rocas del mar de impetu y su fuerza como murallas contra los infortunios. No importa, se repetía. Su lucha y su poética se sobrepuso. Del infierno sale de nuevo a la luz, cual Cristo resurrecto, y escribe Memoria de la Casa de los Muertos, con la cual la Rusia conoce los martirios del presidioque le tocó sufrir en los gulags de la distante Siberia.  Y se siente su grito desgarrador en el letargode la indeferencia contemplativa de la nación rusa, la vivencia del purgatorio como otor mundo de suplicios. Hasta el Zar, dicen que sollozó sobre ese libro, y es nuevamente cubierto de reconocimientos, nuevamente su nombre entra en la literatura de una Rusia que va escubriendo su nombre.

Pero todavía el resucitado ha de descender, y más bajo que nunca..., por la sombría voluntad, el signo de Saturno, que gobierna su vida con una serie de aconteciminetos dasafortunados; su Revista que funda con su hermano, es suprimida por la autoridad; muere su mujer María, y poco tiempo después su hermano también muere, quien es su mejor amigo y su colaborador.  Sobre sus hombros queda el pesos de la deuda de dos familias, su espinazo se dobla ante el agobio, y su angustía se hace desbordante, devorante y cruel de las constantes y agobiantes necesidades de cada día. Y el destino, para él el destierro, puesto que trabaja febrilmente día y noche: escribe, redacta, compone e imprime lo escrito, para mantener y ahorrar, salvar su honor... su existencia. 

El destino saturninoes más fuerte que él. Y una noche, Dostoieski cruza la frontera como un criminal huyendo apresuradaente de sus acreedores.


V


De país en país, errante, empoblecido, mendigo entre las fronteras y ciudaddes de Francia, Alemania, Italia un nuevo infierno de vida. Siberia, termina siendo un purgatorio. A duras pena tiene un techo sobre su cabeza, y hace sus días en un cuartuchomezquino, oprimiente, donde respira la más indignate pobreza como vaho constrito en su alma humanizada. El demonio epiléptico le acosa como otro mal más que le ha de torturar y sumarse a sus afliciones. Las deudas, los pagaés, los compromisos le azotan, le flagelan la conciencia sin tregua de uno a otro trabajo; la timidez y la vergüenza lo acosan en su deambular de una a otra ciudad de la Europa. Es entonces, cuando una muchacha que le sirve de secretaria se convierte en su segunda mujer 

 

 


Siul M. Ducas

(Abril, 33, 2023)

 

 

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Con la idea de ser incluido en el libro: Notas del escritor,  en proceso.


 

 

 

 

Presentes en El Blog de los Blogs de Duarte

lunes, 12 de febrero de 2024

Aristóteles

 

Luis Duarte. Ciudad Nocturnal. Caracas, 2023



Vino hasta mi el hombre con su barba roma, Oí a alguien decir, ése es el autor de Órganon y Poética. Un vidente que rozó mi hombro, se le dirigió y le dijo "tu muerte será en Calsis, capital de Eubea, isla del mar Egeo, producto de la etusa". El hombre no parecía oír al vidente. Yo corrí detrás de él para advertirle, también sobre esta profecía. Tuve que cruzar el Eufrates tras sus pasos. Mas él iba camino de Alejandría. Pensé encontrarlo en esa mediterránea ciudad, pero una vez más llegaba tarde. El filósofo había partido a Eubea como lo marcaba su sino.








Siul M. Ducas

(Enero, 25, 1996)

 

 


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Con la idea de publicar un libro de relatos y cuentos breves que implicara a algunos personajes, personalidades y anecdotas, lo cual reuniría en un libro llamado: Breve-Ario, Breviario o Breveste

 




jueves, 23 de febrero de 2023

El hombre que ya no tenía preocupaciones

  

Luis Duarte.  Serie: Caracas fantasmal. Caracas, 2019

 

Hugo en una etapa de su vida, quería crecer espiritualmente, comenzó a leer el libro Cómo suprimir sus preocupaciones de Dale Carnegie. Allí en su cotraportada leía: 

"Este libro nos brinda la fómula para vivir el presente, enfrentar los problemas, reconocer nuestros errores y solucionar los inconvenientes que se nos presentan, rápidamente sin demorar las decisiones, para suprimir las preocupaciones y, fundamentalmente, disfrutar de la vida. Las preocupaciones consumen la energía, entorpecen el pensamiento y matan la ambición. ¿Es posible hacer algo eficaz para suprimirlas? Dale Carnegie plantea que sí, y lo demuestra con técnicas comprobadas que han dado resultado a millones de hombres y mujeres."  

Lo intentaba todos los días, leía tres líneas y se quedaba dormido, aún cuando había descansado perfectamente. Cuando en ocasiones, no lograba dormir, porque algo le preocupaba, tomaba el libro y zaz se acabó... Se despertaba al día siguiente, con nuevas preocupaciones, pero ya sabía que las otras, las anteiores, ya habían fenecido en el olvido de los sueños nocturnos. 

Hugo no sabía como zafarse de las preocupaciones. Por ello, quería leer el libro, pero no lograba hacerlo, pues se quedaba rendido por el sueño, casi siempre a la tercera línea, que ya era una broma. Entonces,  un día, después de cinco años de intentar leer este libro, tomó una decisión. Ya no iba a preocuparse más en leer el libro. 

Desde ese día, dejó de tener preocupaciones en su vida.




Siul M. Ducas

(Marzo, 3, 2021)

 

 

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Con la idea de publicar un libro de relatos que implicara a algunos escritores latinoamericanos y venezolanos, con un juego de sus obras y sus ficciones, que han nutrido mis escritos. El cual reuniría en un libro llamado: Célebre escape del escritor

 

 

 

 

Presentes en El Blog de los Blogs de Duarte

 

 

 

 

jueves, 12 de enero de 2023

Hombre que mira al este

 

Luis Duarte. Serie: Museos. Conversando. Caracas 2017
 
 
 
I
 
Esa mañana se levantó temprano y miró las primeras luces del día, se anunciaba en pocos años su partida del plano terrenal. Él sabía que le quedaba poco tiempo y muchas cosas por hacer. No había ya preocupaciones ese día en espacial, sólo quería disfrutar de la mañana, en la espera del sol.

Era un día claro de 1983. Estaba en su época de estudiante del Liceo, estudiaba Tercer Año del Bachillerato; en el Liceo de Petare. Allí con otros compañeros era parte de la fuerza estudiantil de la Asamblea de Estudiantes, donde pugnaban dos fuerzas de lucha por la vida. 

No le dejaron el espacio al status quo del pensamiento de derechas, puesto que en un Liceo de tendencia conservadora, se hacía un ensayo de participación estudiantil. Con mira revolucionarias y de tendencias progresistas, anti Centro de Estudiante copeyano.

Hoy mirando al Este, en su recuerdo, de hace 27 años atrás, elevaba su acción a la lucha social. Y estando en el primer decenio del siglo XXI, se iniciaba un alborada, por lo cual había decidido y se había dedicado parte de su vida a luchar por la participación popular; en el poder de la historia de su país. Pero su amigo Héctor, siempre se burlaba de esos "hombres de lucha", que él consideraba eran anacrónicos o cronopios (rememorando al  cronopio que es un dibujo fuera del margen, los cronopios son personajes de una serie de cuentos del libro Historias de Cronopios y de Famas del escritor argentino Julio Cortázar.), pues en estos tiempos, decía "eso no tiene ningún sentido, pues Marx ha muerto y su pensamiento social es parte del olvido". Y eso que él estudió Sociología.

No recuerdo, en cual época me dijo Héctor que realizó sus estudios. Por aquel tiempo yo leía La Broma de Milán Kundera, novela la cual me atrapó, Seix Barral la había publicado un año antescuando la compré en 2002. La leí como lo hago siempre con lentitud y de a ratos. Yo no podía leer como mi amigo Javier que leía en una noche una novela de 800 páginas cuando se apasionaba.

Eran los tiempos cuando competíamos por las lecturas de novelas, para ver quién leía una muy interesante y contarla en las tertulias de los martes. La reunión era en casa de Juan, la idea era ir contando, comentar fragmentos e interesar a los otros en la novela que leíamos. Yo era más lector de cuentos y de poesía, aunque me había leído unas cuantas novelas clásicas. Y necesarias en mi época de estudiante de bachillerato. Esta de La Broma me atrapó. Juan siempre releía las mismas siete novelas desde muy joven, por él ya nos las sabíamos de memoría, casi. Bueno desde su memoria para ser exacto. Pero como toda novela cuando la vuelves a releer es otra nueva novela, cada vez que las refería eran diferentes.

Sí, lo experimenté tantas veces cuando, dejaba de leer alguna o en ocasiones las dejaba a la mitad, y luegocon el tiempo la retomaba o las releía desde el principio de nuevo para terminarlas al fin. No sé por qué, pero lo que releía no me decía lo que antes había leido antes; a pesar de haber hecho notas para lo de las tertulías.

Allí comprendí que la novela era como los escenarios del Teatro Teresa Carreño que puede cambiar en cuestión de espacios sus escenografías. Las novelas para mí eran una consecusión de espacios que se hacían móviles al recuerdo.


II

Miraba al Este, miraba a la mañana por la ruta por donde nace el sol. Como brisas de marzo soplaban los recuerdos de mi juventud estudiantil. Y cuando me pregunté ese por qué, me dí cuenta que todo se debía a que en estos tiempos de pandemía por Covid-19, me enteré de la muerte de un amigo, que sucumbió en los anales de la pandemía.
 
Y como otros, veo la TV, las cifras de muertos en países como Perú, Brasil y Estados Unidos.  No nos educan para la muerte y no nos interesa saber sino de fatuidades estupidizantes de la industria holiwoodense para evadir la realidad. Hoy en día, se habla de las fake news o falsa noticias, pues la vidad nuestra está marcada, regida o controlada por una falsa noticia, que nos oculta las diversas realidades tras las mentiras verdaderas. Esas que nos hacen creer: acumula, guarda dinero, guarda cosas materiales, guarda tus teleniños de leer libros que los hacen pensar, guarda violencia en tu casa, guarda a tus jóvenes de creer en el amor mejor que crean en la televiolencia, guarda a tu mujer de no separase de la telenovela que ofrece el Mago de la Cara de Vidrio, que es el único que tiene derecho a mordear a tus teleniños, a tu telemujer, a los teleabuelos y a los otros teleaudientes a que no piensen sino en las vanalidades. A que crean los fake news que no les dejen vivir una vida propia, sino que con ellos les digan que es lo bueno y lo malo; o quienes son los buenos y quienes los malos. Filosofía absoluta a seguir por los jóevenes telepantallas, los niños telepantallas, los abuelos telepantallas, y otros receptores audiovisuales.
 

III

Miro al Este, miro la mañana ya despunda de sol, caliente y resonante y resplandeciente y cegadora. Cómo no mirar al Este. Si es la única ventana que tengo en este cuartucho que solo me brinda las cuatro paredes y una puerta y una ventana que mira al Este.

Tal vez mirar al Este posea un enorme potencial de cambio y que como un sino de vida, nos haga creer en la apuesta del optimismo de un mejor futuro en la sociedad de la información en la que ya vivimos, tal vez de cambios. 

Buscar una alternativa al tiempo mismo, sin sentido de estrategia o estratagema sentimental. 

Todo para mirar a un hombre que mira al Este, con un nuevo hombre que mira al Este, con otro y otro y otro, hasta el infinito.



Siul M. Ducas
(Sep. 2020-Marzo 2021)

 

 

 

Este relato forma parte de una idea para publicar un libro llamado: Visión Candente.

Presentes en El Blog de los Blogs de Duarte

martes, 28 de julio de 2020

LA CARTA

Luis Duarte. A la espera. Caracas, 2015
 
 
 

Este es un relato producto de cavilaciones tormentosas, lo escribo bajo un estado de poca consciencia...
Esteban Aguiar




Estaba revisando unos viejos libros que tenía guardado en un viejo estante, cuando sobresaliente en uno de los libros, hallé un sobre amarillento del tiempo. Lo saqué del libro, el cual se podía leer en su portada, borrosamente, en letras góticas "Vida y Poema del Mio Cid".

Aquel sobre no  tenía  ninguna aparente inscripción, no lo abrí ese día, lo puse sobre una mesita sin ser abierto, a los tres días lo tomé pero no me atreví a abrirlo. Lo puse de nuevo en la mesita donde pasó dos días más sin que tocase el sobre amarillento.

Hoy  lo tomé nuevamente y lo examiné cuidadosamente dándole vueltas en mi manos, al revés y al derecho, de izquierda a derecha, entre mis manos llena de nudillos y cayos, lo vi al trasluz no me atreví a abrirle.

Ha pasado semana y media desde que lo encontré aquel sobre curtido de tiempo. Todos los días lo veo en el mismo lugar, a su lado una vieja lámpara, un cenicero amarillo por el cigarrillo como mis dedos de viejo fumador, fumador asiduo, y el vaso de agua que dejo todas las noches Sobre la mesita de noche, y que tomo cuando me despierto sobresaltado por mis pesadillas. Parece mentira, pero hace treinta años que me asaltan las mismas pesadillas y aún persisten, es por eso que me he habituado a tener un vaso de agua allí todas las noches.

Esta es la tercera semana que el sobre permanece al lado del cenicero lleno de colillas y la vieja lámpara en forma de sapo. Todos estos días lo he mirado allí y no me he atrevido a abrirle. He estado releyendo "Vida y Poema del Mio Cid ", desde que encontrara el sobre en su interior. Ya había olvidado el gran poema épico de las Españas. Lo leí cuando contaba apenas dieciocho años, de lo cual hace bastante tiempo.

Fue en esos días cuando conocí a Susana. Ella era morena, pelo corto, ojos grandes y muy atractiva. Fuimos novios alrededor de dos años, ya hace mucho tiempo desde entonces. Pero luego todose terminó y ella acobó su vida en bares y se convirtió en prostituta. Luego con el tiempo supe que había dejado esa vida, que se casó y desde ese momento no supe nada más de ella.

Otros dos días han pasado desde la última vez que toqué el sobre, el cual sigue en el mismo lugar. Todo este tiempolohe mirado, solo mirarlo. La curiosidad sin duda mata, pero no sé que fuerza extraña me impide abrirle. Se ha convertido en un tormento. Ya es parte de mi vida al igual que mis pesadillas.  

Todos los días cuando despierto, lo primeroque hago es buscarle con la mirada. Aquel sobre con rastro de tinta ya invisible y con una mancha de tiempo en el margen derecho.

Tres días más han pasado, lo miro con toda la intención de rasgar uno de sus bordes y descubrir el secreto que me oculta, ya lo tengo entre mis manos cuando suena el teléfono, lo atiendo y tengo que salir presuroso. 

Transcurren dos días más, el sobre no se encontraba en su lugar, de un salto estoy al lado de la mesita de noche. En principio me asaltaron pensamientos desesperados, luego reflexioné y decidí buscarlo. Luego revisé debajo de la cama,allí encontré un pisacorbata que había extraviado hace tiempo y unas cromos de algunos peloteros famosos que faltaban en mi álbum, pero no estaba el sobre.
 
Busqué por los alrededores del cuarto, pero no lo encontré. Estoy a punto de la desesperación y recuerdo mi pesadilla, puesto que me ponen en este mismo estado...

Llego ya a una especie de portón, allí me esperaba una mujer. "Me llamo Vivian", me dice. Yo la miro con naturalidad. Luego vamos a otro sitio. Parece especie de un parque o un jardín, pero al mismo tiempo no lo es. Allí se encuentra un edificio muy blanco con un anuncio que no logro entender. entramos al edificio y nos recibe un hombre flaco. nos da una llave y nos indica unas escaleras en forma de caracol. Entramos en un cuarto. Vivian se dirige a otra puerta dentro de la habitación. Luego sale con una pequeña toalla que le cubría desde los senos hasta cerca de su sexo. Yo la miro. Y de pronto, ella se transforma, es otra persona y comienza a atacarme, yo me defiendo. Tomo de la mesa  una lámpara en forma de sapo y le golpeo la cabeza. Ella cae en la cama con la cabeza abierta, bañando todo de snagre, bañándome  de sangre, bañando el piso de sangre...

Luego la desesperación de mí se apodera, no sé que hacer, a donde ir. Veo un sobre sobre una mesa, lo tomo, buscola puerta presuroso. La abro, salgo correindo, pero cuando doy dos pasaso caigo por un precipicio...

Es allí donde siempre despierto y busco el vaso de agua a la mitad desesperado. Y pensar que durante treinta años se repite la misma pesadilla todas las noches.

Veo la mesita de noche, el vaso  de agua a la mitad, la lápara en forma de sapo y el cenicero amarillento; pero no está el sobre, y viene a mi mente la pesadilla que me acosa desde hace treinta años.





Siul M. Ducás

(Feb. 27. 1988)






Con la idea de ser incluido en el libro: Notas del escritor,  en proceso.















En la Ventana

Luis Duarte. Columnas al cielo. Maracaibo, 2006


I

¿Qué te puedo decir? No sé como, pero así pasó. No sabes cuanto me avivaron unas pequeñas y a la vez grandes palabras tuyas. "Al principio fuistes tan tierno..." 
Pero me dejé llevar por la pasión y lo estropié todo.
"Te tornarste tan brusco".

Llevaré siempre grabadas estas dos frases en mi cerebro. No acabo de precisar que fue. Puenso que tú eres, la persona que puede llegar a comprenderme. Esa persona que siempre he buscado y que no esperé hallar. ¿Cómo saberlo? No sé.

Despuès de lo ocurrido, no será igual. No Sabes cuanto lo siento. No sabes cuanto siento haber estropeado todo. ¡Qué estupido! Pero esos pequeños instantes fueron tan dulces...

Nunca llegaras a saber cuanto significaron para mí. Marcaron algo profundo en mi corazón... Nunca llegaras a saber cuanto... fue, tal vez, demasiado profundo.

Cuando tus ojos se posan en los míos, no te imaginas que siento. Es algo indescriptible; creo que te ha ocurrido lo mismo.

Cierto, mi querida Esperanza, no supe controlarme y me mal interpretaste. Te figuraste cosas que no son ciertas. Sé que pensaste lo peor. Pero no... no fue lo que pensaste.

Yo no soy así. Aunque no lo creas, no lo soy.

Se veía desde la estancia, el gran verdor de la vegetación. A lo lejos una hilera de ranchos... verdes, amarillos, azules, marrones, rojos. En el desfiladero, la basura y la tierra rojuza completaban el panorama. Joaquin continuaba en su insocegable meditación.

Así es Esperanza, no es lo que pensaste. Aquellos besos son sinceros. Tú no lo sabes, pero fueronuna cosa muy grande para mí. Lo otro fue tan espontáneo como ese primer beso. Era algo que estaba en los dos.

Y nos venía comiendo desde hace tiempo. Yo diría desde la primera vez. Si desde que tus ojos y los míos se encontraron.

Joaquin estaba abstraido cuando oyó una voz a su espalda.

- Joaquin, Joaquin, despierta mi'jito. Tú como que estás dormido chico.
- ¡Ah!, eres tú, José Matías. No, solo pensaba.
- Pues, que estabas como en otro mundo. ¿Qué te pasa muchacho? ¿En què estabas pensando tanto, pues?
- No José Matías, no me pasa nada. Pero bueno para qué me buscabas.
- ¡Qué!, para que va a ser. No quedamos en que hoy ibamos al pueblo.
- Cierto, José Matías, se me había olvidado.
- Pero muchacho, cómo te ibas a recordar, si no andas aquí. Pareces ido mi'jo, ido...

Decía José Matías, mienstras se alejaba rumbo a la puerta, deteniéndose para dercirle:

- Te espero en el paredón.
- Esta bien. - Le contestó Joaquin, mientras miraba por la ventana la hilera de ranchos... verdes, amarillos, azules, marrones, rojos.


II

Joaquin se encontrò con José Matías en el paredón. Y enrumbaron sus pasos al pueblo. Joaquin no aparatba su pensamiento de aquella imagen ni de aquellas palabras.

"Al principio fuistes tan tierno...  y te tornarste tan brusco". Permanecieron largo rato en silencio mientras caminaban. José Matías rompió el marcado silencio.

- ¿Qué te pasa muchacho? - Joaquin lo ira y luego responde:
- No sé, José Matñias, no sé...
- Tú estás enamorado muchacho, estás enamorado... - lo dijo con cierta sonrisa pícara.
- Tal vez sea, José Matías. Pero no es eso lo que me preocupa. Es la angustía, José Matías, la angustía.
- ¡La angustía! - exclama José Matías sorprendido ante esta respuesta y al mismo tiempo pregunta:
- ¿Qué angustía?

Llegaron al pueblo, sin darle tiempo a responderle la pregunta a José Matías. Reciben saludos de Yánez y de Gregorio Paván. Estos los invitan a sentarse con ellos. Gregorio les propone jugar una partida de Dominó. Aceptan la propuesta. La gente pueblerina es cordial. En las tardes al concluir las faenas rutinarias, acostumbran a jugar al Dominó, o a las Bolas Criollas o se sentaban a conversar de una u otra cosa, mientras se tomaban en algunas ocasiones unas cervezas.

El rato que pasó Joaquin en el pueblo, le distrajo. Olvidó su preocupación. Pero camino a la estancia en su cabeza merodeaban nuevamente aquellas palabras y es tomado nuevamente por aquellos pensamientos.


III

"Al principio fuistes tan tierno... pero luego, te tornarste tan brusco. No lo vuelvas a hacer, por favor". Esta bién, Esperanza. Pero como queires que te haga entender que no hubo otra intensión. En realidad, todo brotó así, en el momento.

No te confundí con nada. No intento disculparme, solo espero que no me hayas mal interpretado. ¿Por qué estropear algo así? Tú y yo comprendemos, Esperanza. Siento que es así. Tus palabras se me han quedado tan grabadas "fuiste tan tierno...", me han hecho comprender que tú eres la persona que busco.

Joaquin pensaba solamente en lo ocurrido entre Esperanza y él. No le dejaba paz a su pensamiento. En las afueras de la Estancia los vaqueanos arremolinaban el ganado; las mujeres con tobos de agua sobre sus cabezas, se aprestaban ir al fogón y lo preparaban, para las jornadas y la tuesta del café. Los chicos juegan mientras juntan los granos. Otras mujeres en los pilones, pilaban prepárando la masa para las cachapas y las arepas.

No puedo comprender como puede alejarnos una cosa así, tan pequeña. Se decía Joaquín mientras miraba a los hombres de regreso, cumplidas sus faenas en el campo, culminadas con la puesta del sol.

 
IV
 

El sentimiento que invadía a Joaquín, lo desconcentraba de todo quehacer. Siempre que estaba de temporada en la Estancia, le gustaba montar a caballo, salir a los bailes de joropo del pueblo y jugar a los gallos como otros de la región. Pero no se encontraba de ánimo. Todo lo que hacía era pensar. En su mente sólo Esperanza se hallaba presente. Esperanza la linda mozuela de los ojos llamativos.

Pero como pudo pasar aquello, no me lo explico. Esperanza, te prometo que no volverá a pasar. Te lo prometo Esperanza, te lo prometo...

Joaquín pensaba en aquella mujer que lo que tenía loco. Pero es que es tan bella. No sabes cuanto me gustan tus ojos, Esperanza, son...

Esperanza tenía los ojos como dos paraparas encendidas al calor de una noche estrellada. Su rostro era limpio, ovalado, dulce y tierno. Su boca chica y bien formada, y su nariz perfilada y graciosa. Su piel morena claro. Es una mujer que cautivaba a cualquier hombre con la primera mirada.  Joaquín se asomó nuevamente a la ventana. Miró sin ver nada. Su atención estaba en la imagen de Esperanza. Aquella mozuela de ojos llamativos.

Tomó un espejuelo que estaba en una mesa cercana.  José Matías lo usaba para afeitarse, y lo puso por un reflejo inconsciente en la ventana. Miró, luego la hilera de ranchos verdes, amarillos, azules, marrones...

Miró al basurero, luego al horizonte casi rojizo, en tornasol luminoso y opaco.

Esperanza yo no sé como pudo pasar, no me lo explico. "Fuiste tan tierno", pero "te tornaste tan brusco"... Estas eran las frases que rondanban en la cabeza de Joaquín y no lograba deshacerse de ellas. Adios retiró de la ventana y se sentó en una silla junto a la mesa.


V

Joaquín estaba sumido en su meditación cuando entró José Matías.

- Joaquín, muchacho, te llegó esta carta de la capital. Pero muchacho, tómala pues.

Joaquín tornó a la realidad al oír las palabras de José Matías.

- Este muchacho, hay que ver... je, je, je...

Tomó el sobre que minutos antes le ofreciera José Matías, quien salió riendo, dejándolo solo nuevamente.

- Es de ella, es su letra.

Se levantó y se dirigió a la ventana.

- Me ha escrito. Me habrá mandado a decir que vuelva. Quizá me haya perdonado. Sí, debe ser, lo abriré...

Sacudió el sobre y rasgó en uno de sus extremos, sacó el papel de su interior, lo desdobló y leyó:

"Joaquín Alberto he tomado una decisión. Lo nuestro no puede ser. Desde hace tres meses que no te veo, me he dad cuenta que no eres tú el hombre con el que había soñado. Me di cuenta que no te quiero. Me voy a casar el próximo sábado. Espero logres olvidarme. Se que podrás hacerlo. No te niego que llegaste a gustarme, tal vez te amé, pero lo siento, no puede ser.

Adiós, Esperanza".  

"no puede ser, adiós, Esperanza", estas palabras resonaron en el cerebro de Joaquín. "No puede ser", "olvídame", "te tornaste tan brusco", "adiós". Joaquín arrugó el papel y cayó en la silla como un plomo al agua. Se quedó mirando fijo sin mirar nada. "Adiós, olvídame".

En la ventana estaba el espejo, en donde se reflejaba la hilera de ranchos verdes, amarillos, azules, marrones...




Siul M. Ducás

(Oct. 21. 1986)



Con la idea de ser incluido en el libro: Notas del escritor,  en proceso.






Presentes en El Blog de los Blogs de Duarte
 

martes, 11 de diciembre de 2018

DIAS DE DOMINGOS, PASEOS Y CÉSAR RENGIFO

Luis Duarte. Mural Amalivaca. Caracas, 2017

 

EL DÍA DEL ZOOLÓGICO

 

Manuelito salió de paseo con su padrino Javier. Su padrino trabaja en la Galería de Arte Nacional.
Ese domingo, Manuelito se levantó muy temprano pues estaba muy emocionado con la idea de ir Parque Zoológico de Caricuao.
– Pero antes de ir al Parque, debían pasar por la casa de su padrino, porque a él se le había olvidado algo.

    – Vámonos por el camino corto, –le dijo a Manuelito–, para que no se nos haga tan tarde. 

    Así que se fueron por las Torres del Silencio. La casa de su padrino, queda muy cerca de la esquina de Reducto, mientras caminaban por debajo del túnel, se detuvieron un momento frente a un mural de forma cóncava.
    Manuelito miró en el mural unos animales pintados, y se acercó con curiosidad y le preguntó a su padrino:



    – Padrino ¿qué animal es este?


    – Ese, es una lapa, –le dijo


    – ¿Y estos hombres quiénes son?


    Su padrino aprovecho para comentarle del Mito de Amalivaca (1955 -1956), tal como lo haría Cesar Rengifo, en su mural de mosaico.


    – ¿Y quién hizo este dibujo tan grandotote?


    – Este mural lo hizo César Rengifo, -le dijo su padrino.


    – ¿César? –Dijo Manuelito–, así se llama un amiguito mío, que estudia en mi escuela.

    El padrino tuvo la oportunidad nuevamente de contarle más sobre César Rengifo, le habló del gran hombre y el artista que fue, además de docente, escritor, periodista, dramaturgo y político socialista venezolano.

    – César Rengifo, fue un artista que hizo muchas cosas en su vida. –Le dijo a Manuelito y agregó –fue un hombre muy honrado, adelantado a su época, trabajador, buena gente y preocupado por los demás, era un hombre solidario. 

    Manuelito prestaba mucha atención a lo que le decía su padrino y observaba detenidamente el mural de Rengifo, lo miraba de arriba, abajo y con su mano lo recorrió varias veces de un lado a otro.

    – Mira padrino, me hace cosquillas en mis manos… - le dijo Manuelito.


    – Y estos cuadritos brillante ¿qué es? , -le preguntó al padrino.


    – Manuelito, es brillante porque tiene oro... –le contestó su padrino.
    Su padrino le ve tanto interés, que le prometió llevarlo a la Galería de Arte Nacional, donde trabaja para que viera otras obras de este artista. 

    – Manuelito, ¿Quisieras ver otras pinturas de Cesar Rengifo? –le dijo su padrino.

    – Sí padrino. Me encantaría –le contestó, pensando en un nuevo paseo.


    – Bueno, Manuelito iremos a la Galería y veras punturas de César Rengifo…. -le dijo su padrino.



    Entonces siguieron caminando rumbo a la estación del Metro Capitolio, para tomar el tren que los llevaría al Parque Zoológico de Caricuao, en donde vio una lapa de verdad como la que está en el mural de Rengifo.


    EL DÍA DE LA GALERÍA DE ARTE NACIONAL

     

    Llega el día de ir a ver las pinturas de Cesar Rengifo, en la Galería de Arte Nacional, allí están expuestos tres cuadros del artista, en una muestra de pintura venezolana.
    En la Galería ambos se detienen a observar el cuadro La Flor del Hijo, y Manuelito aprovecha para hacerle nuevas preguntas a su padrino:

      – ¿Por qué estas personas están tan tristes Padrino? –pregunta.


      – Ah, porque Cesar Rengifo era muy sensible ante el dolor humano y le gustaba reflejarlo en sus pinturas, por eso aquí vemos a esta joven pareja que perdió a su hijo. –Le respondió su padrino


      – Ay, qué triste padrino, parecen que estuvieran llorando… – Dice Manuelito


      – ¿Acaso tú sabes cuántos años tiene el niño? – Pregunta a su padrino.


      – Tal vez era pequeño…. –dice su padrino


      – Cómo yo, padrino? –Dice Manuelito


      – Bueno no lo sé, tal vez, Manuelito –dice su padrino.
        Siguen caminando por las espaciosas salas de la GAN, que a Manuelito le parecen enormes y le gusta mucho ver los colores y las formas de los cuadros.
        Su padrino llama a Manuelito para que se acerque a observar otra pintura y aprovecha para leerle la ficha de presentación:

          Hombres y Flores de Galipán en el Alba (1980), óleo sobre tela, 150,5 x 190,2cm. Galería de Arte Nacional

            Mientras su padrino le lee, a Manuelito le llama la atención los brillantes colores de la pintura y le pregunta. - ¿Padrino qué es el óleo?
            Su padrino le respondió: es una técnica para pintar, es a base de colorantes, cera de abejas y aceites.

              – Son colores muy brillantes, Ellos ¿Quiénes son?


              – Figuran a los campesinos, que viven en Galipán, en el Waraira Repano, -le dijo su padrino.


              – ¿Waraira Repano? –pregunta Manuelito.


              – Es llamado también el Cerro El Ávila -dice el padrino. - Estos hombres tienen la costumbre de bajar frecuentemente en la madrugada hacia Caracas, con las flores que cultivan, para embellecer nuestros hogares caraqueños –dice el padrino.


              – ¿Cómo es eso, padrino? –pregunta Manuelito.


              – Manuelito, es una tradición muy antigua que aún se mantiene en nuestra ciudad. La mayoría de estas flores son las que venden los kioscos de flores en las esquinas de Caracas –le contesta su padrino.


              – ¿Cómo es eso?, padrino. –Le pregunta Manuelito.


              – Sí, Manuelito, es una tradición muy antigua que aún se mantiene son las flores son las que venden en esos kioscos ubicados en cada esquinas de nuestra ciudad como las que compró tu mamá hoy.


              – Como te dije antes, a César Rengifo, le encantaba mucho pintar lo cotidiano, lo tradicional, lo social y la vida sencilla de nuestro pueblo.
                Continúan su recorrido y ambos se detienen ante otro cuadro del pintor, con el nombre de El Globo (1975), nuevamente su padrino le lee la ficha de la obra y le comenta sobre esta pintura a Manuelito.
                El niño prestaba atención, pero de momento le dijo a su padrino:

                  – El payaso parece triste… ¿verdad? Pero a mí me gustan las formas geométricas, y los colores brillantes. Me recuerdan a la bandera nacional, al igual que este payaso, a mí también me gustan mucho los globos.

                    Ambos se sonríen y el padrino le comenta a Manuelito:

                      – Quisiera poder enseñante un poco más de este gran artista venezolano, porque él fue muy creativo con su obra. –Le dijo su padrino.


                      – Te prometo que cuando nos volvamos a ver te llevaré un libro donde puedas conocer más de sus obras, dibujos y los murales que realizó César Rengifo durante su vida creativa. –Agregó luego su padrino.


                        EL DÍA DEL PASEO POR LOS PRÓCERES 

                         

                        Manuelito ve por la ventana de su casa, espera ver el carro de su padrino pronto, a lo lejos observa que llega y al bajarse para ir a buscarlo, se da cuenta que trae debajo de su brazo un gran libro.

                          – Bendición padrino ¿Qué me trajiste? –Dice Manuelito


                          – Lo prometido Manuelito. El libro de César Rengifo y el paseo para Los Próceres –dice su padrino.


                          – Gracias padrino. ¡Mamá, papá, mira lo que me trajeron!, un libro de pinturas y dibujos de César Rengifo, vamos a verlo juntos…


                          – Bueno mamá, yo ya me voy con mi padrino, ustedes sigan viendo el libro, pero me lo cuidan.


                          – ¿Dónde está mi monopatín? –Preguntó Manuelito


                          – En tu cuarto, Manuelito, y apúrate que se les hace tarde…– Dice su mamá.

                            Ya en el paseo Los Próceres, Manuelito está ansioso de manejar su monopatín, le parece estar en una pista gigante con mucho espacio para jugar, le gusta todo lo que ve, en especial las fuentes de agua, pero su padrino lo calma e hizo un pequeño trato con él, le dice:

                              – Primero vamos a ver el mural de granito de César Rengifo que está allá, y luego podrás disfrutar toda la tarde de las distracciones que hay en este Paseo de Los Próceres.

                                Se acercan los dos al mural llamado La Conquista (1972), que forma parte de otro mural llamado Creadores de la Nacionalidad (1972-1973), conjunto de tres murales, y Manuelito inmediatamente recuerda los personajes que había visto en el mural del Mito de Amalivaca (1955 -1956), el día que fueron al zoológico.

                                  – Padrino, este mural es más grandooote, nos vemos como enanitos, parecen pizarrones gigantes, -dijo Manuelito.


                                  – Sí, porque están hecho todo de piedra, -dijo su padrino. Mientras pasean alrededor de los tres murales observando sus dibujos con curiosidad. - El del otro día tenía techo -dijo Manuelito.


                                  – Sí Manuelito, es que este mural esta al aire libre, -dijo su padrino. Y le habló que el dibujo (Boceto) que César Rengifo hizo para este mural estaba guardado en el Museo Arturo Michelena de La Pastora.
                                    Su padrino aprovecha la conversación para explicarle, el por qué esta obra tiene este sitio de honor en el paseo Los Próceres, precisamente porque César Rengifo, fue un artista que le gustaba resaltar en la mayoría de sus obras el espíritu combativo y de libertad de nuestros antepasados.

                                      – ¡Ah! es por eso que se ve como si estuvieran peleando, como una batalla – dijo Manuelito.


                                      – Exactamente, eso es lo que Rengifo quiso resaltar, nuestro espíritu combativo y la lucha por la libertad del pueblo. – Dijo su padrino.

                                        Luego de visitar el mural con su padrino, Manuelito se pasa el resto de la tarde corriendo por Los Próceres en su monopatín. Ya entrada la tarde comen helados. Llegan su papá y su mamá a encontrarlos, y los cuatros se sentaron a mirar el atardecer junto a las fuentes. 




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